Friday, March 25, 2005

Aspectos familiares

Se casan a una edad entre 20 y 24 años.
La ceremonia religiosa reviste un alto significado y compromiso personal, espiritual y comunitario.
El novio recibe de sus padres una dote suficiente para empezar, la cual consiste en tierras de cultivo, maquinaria y herramientas de trabajo.
La novia recibe de sus padres una dote de vacas lecheras, utensilios, muebles y aparatos para el hogar.
Las nuevas generaciones utilizan medios para el control de la natalidad y tener de 5 a 6 hijos.
Desde muy chicos ayudan en las labores de la casa, de la granja y también en el cultivo de las tierras.
La autoridad del papá y de la mamá por igual es definitiva.
Cuentan lo mismo las mujeres que los hombres.
Casi todos los alimentos los producen en la granja.
También mucha de la ropa que usan la confeccionan en casa.
No se divorcian aunque se dan algunas separaciones.
Cuando enviudan se vuelven a casar, previo remate de la mitad de los bienes.
En sus casas ya utilizan aparatos eléctricos, pero no televisión, grabadoras ni radio.
Además de la casa habitación, en la granjas construyen un local habilitado como ordeña, otra bodega, los corrales y la parcela.
He notado que las familias formadas por los hijos y las hijas se conserva una relación de convivencia y ayuda mutua con sus respectivos padres, que también favorecen a los nietos.
Los hijos y las hijas mayores también ayudan a cuidar y enseñan a sus hermanos mayores.

CUANDO ANA Y JUAN SE CASARON

Ella tiene 24 años y el 32, duraron 3 años de novios; la boda fue en la iglesia del Campo # 36 en Octubre del 2001.

Mi hermano Rigo y yo asistimos como invitados de Don Bernardo abuelo del novio.

¡Que bonitas camionetas!, como 70 habían en el estacionamiento. Algunos hombres cargaban en brazos a los hijos pequeños, mientras los hermanitos jugueteaban cerca de la vista de las mamas que platicaban entre ellas; todas son gueras y de ojos claros (azules) la mayoría; y como es domingo van muy guapas.
Comienzo a sentirme estar en otro país. Estando a 40 Kms. de Cd. Cuauhtémoc, Chih.

Al entrar a la iglesia nos reciben edecanes muchachos que nos entregan un cuadernillo con nombres de 15 padrinos con escritos en alemán relativos a la ceremonia y nos acompañan a las bancas donde están los familiares.

Se escucha música de teclado, de flauta y de violines; hermosos adornos de flores; preciosas cabelleras rubias de las mujeres, que elegantes con sus vestidos largos de colores pastel.

Siento estar en Canadá o en Alemania, comienza el coro su canto, sin hacer ruido y al mismo tiempo, se ponen de pie las 300 personas aquí presentes, el respirar se hace lento y suave. El ministro hace la lectura de San Pablo en Icorintios 13 “El amor es benigno, no es egoísta”, luego hace una predicación con entonaciones y ademanes, tan persuasivo y consistente que todos los asistentes asentamos con suave movimiento de cabeza.

Canta de nuevo el coro y su canto y la música acarician el alma. Se elevó el espíritu.

Otra lectura del ministro ahora se dirige más a los novios que a la asamblea. Ellos sonríen y asientan. Están concientes y decididos a casarse para siempre, saben bien a lo que van y les espera. Juan se ha formado desde niño hasta hacerse un hombre responsable y autosuficiente y también Ana.

La promesa de su alianza en matrimonio – que nada tiene de contrato – la hacen público ante la comunidad como ya lo hicieron entre ellos en privado y en unos minutos más lo van a hacer con el alma y ante dios cuya luz y fuerza les va a ayudar a superar los egoísmos y las crisis.

Comienza a prepararse y a sentirse el momento místico. El coro se convirtió en ángeles que cantan y la música se hizo celestial. Suena como en el más allá, flotan las almas salidas de los cuerpos. Se siente lo divino del momento cuando los novios responden que sí se aceptan mutuamente para siempre como esposos.

Con lentitud y suavidad regresan las almas a los cuerpos, y los cantos a las bocas y gargantas y la música al teclado, los violines y las flautas.

Se despierta cuando se oyen los aplausos, como si fueran dóciles alumnos, comienzan a salir por bancas y en fila, sin ruido ni murmullos los asistentes.

AHORA PASEMOS AL BANQUETE

Nos toco en la primera tanda porque solo hay 150 lugares en seis hileras de mesas y con las sillas muy pegadas.

Huele a estofado, se despierta en apetito. En las mesas ya están puestas canastas con panes de ajo, jarras con agua, platos con mantequilla. En la cabecera de la mesa y espacios intermedios están llenas las fuentes con elote desgranado y otras con puré de papa. Las dos con mantequilla derretida.

El la hilera de mesas están los novios, padrinos y familiares. Sin formalidades ni estiramientos se pasan las fuentes que antes de vaciarse las cambian por otras llenas. Y llega el estofado de carne tipo barbacoa.

Atentos los muchachos y muchachas que hacen de meseros, recogen los platos, sirven café y panecillos, terminan de comer el joven down y tres personas que estaban cerca se levantan y llegan nuevos comensales.

Casi todo lo que se sirvió en el banquete fue producido en los sembrados y granjas de los menonitas y preparados por ellos, mujeres y hombres que también saben cocinar.

Así sucede en las familias, todos los días y seguirá sucediendo en la casa y en la granja de Ana y de Juan toda la vida. Quienes por cierto durante la siguiente semana la pasaron visitando a familiares y amistades de quienes recibirán como regalo, útiles para la casa y la granja, que completarán la dote ya recibida de los papas de Ana que según sus posibilidades le dieron muebles, utensilios de cocina, quizá la máquina de coser, y Juan recibió como recompensa a su trabajo en la familia algunas hectáreas de tierra, maquinaria agrícola y algunas vacas lecheras, lo suficiente para producir con su trabajo el ingreso equivalente al sueldo que recibe un ingeniero recién egresado.

LA GRANJA DE DON BERNARDO

Se localiza en el campo num. 30 desde hace 70 años. De lejos se mira el papalote, el machero de madera con 16 lugares para ordeña y una pradera de zacate de 12 hectáreas, también se ve una bodega de 15 x 30 metros en la que se encuentra el taller mecánico, maquinaria agrícola y se almacenan granos para vender y para semilla.

Ya de cerca se llega por una calzada de árboles. De lado este, está la casa familiar con árboles frutales, con jardín y juegos infantiles y tres perros. Al lado de la ordeña está el gallinero, el molino y la bodega para pastura, harinolina y medicinas. A la intemperie están arados, rastras, sembrados de avena, un tractor Miniápolis viejo y un Jhon Deere 4436 casi nuevo. Luego están la porqueriza, los corrales y comedores para los 14 becerros que corresponden al hato de las vacas de ordeña.

Más lejos están apiladas en pirámide con altura de cuatro pisos como dos mil pacas de pastura. En frente de la casa está otra bodega mediana donde se guardan la camioneta, refacciones, cajas y costalera. Un cuarto grande con estufa y mesa grande está habilitado para procesar conservas, jamón, tocino y embutidos.

AHORA PASEMOS A LA CASA…

La estancia es chica, hay dos sofás y dos sillones antiguos de madera y un cristalero, un reloj de péndulo traído desde Rusia. En la pared un cuadro con una cita bíblica escrita en alemán “Si el señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen”, también hay un almanaque del 2003. Dos puertas con tablas de madera y pintadas de amarillo comunican con el baño y con las tres recamaras en las que hay dos camas un ropero y dos sillas.

Al lado de la cocina-comedor hay un cuadro mediano que hace de alacena muy abastecida. En el piso está una puerta que da al sótano que muchos años sirvió de cuarto frió antes de que hubiera refrigeradores y ahora es bodega para 400 frascos de frutas y legumbres en conserva.





AHORA PASEMOS A LA COCINA...

La cocina-comedor luce una estufa cromada de leña, cocina integral de madera barnizada con estufa de gas y horno de microondas. La mesa de 5 metros de madera gruesa y también la banca corrida adosada a la pared y en el lado puesto hay 6 sillas, catorce lugares en total.

Sobre la mesa siete fuentes repletas, la primera con sopa de cebada, la segunda con papas, otra con jamón serrano, en medio la del pan en barra, enseguida la de longaniza, luego la de frijoles y la del postre con manzanas horneadas. Otros platos alargados tenían queso y mantequilla. La oración inicial es en silencio. Las manos juntas, la cara inclinada y los ojos cerrados.

El jamón, la longaniza y las manzanas yo los preparo y los cocino dice Don Bernardo. Lo demás lo hace la señora, aunque todo se produce aquí en la granja. Hace años también usábamos la lana de las borregas para hacer colchones y las tejíamos para hacer cobijas y abrigos.


DE VISITA EN DOS GRANJAS

La granja de Pedro y Susana, está en el campo 31. la casa esta pintada de verde claro por el frente y a un lado tiene árboles, seto de truenos y preciosas dalias anaranjadas y guindas que las visitan abejas y mariposas. Salen por curiosidad y a saludar Susana y Ana su hija de 16 años muy arregladita en su persona.

A una indicación de su mamá se sube a la camioneta, maneja hasta la labor donde se encuentra su papá y sus hermanos Juan de 18 años y Bernardo de 11, cortando y empacando avena que este año servirá solo como forraje, ya que por falta de lluvias no llenó la espiga y solo creció como 50 cm.

Mientras regresan Pedro y Ana podemos, usted y yo hacer un recorrido.
Detrás de la casa huele a ropa limpia que cuelga en cinco tendederos de 10 metros de largo. De las vides también cuelgan racimos de uvas, abajo brillan las fresas, los tomates, las lechugas de la parcela.

Llega un olor a establo de los corrales donde descansan rumiando las 16 vacas que dieron 330 litros sumando las dos ordeñas. Y los becerros crecidos en el corral, aparte los 7 menores de 3 meses que se alimentan con formula de leche preparada. A un lado está la porqueriza con 5 cerdos, uno ya listo para el cuchillo y una próxima a parir entre 8 y 10 marranitos.
La construcción de la ordeña está habilitada con instalación de tanque refrigerado y tubería de vacío donde se conectan las ordeñadoras de chupones.

Ya llego de la labor Pedro y nos invita a desayunar, Susana había preparado ya huevos fritos con mucho tocino, frijoles, pan blanco, galletas, queso, mantequilla y mermelada. Todo producido en la granja y hecho en casa y guardado en un cuarto-alacena contiguo a la cocina donde hay un congelador con jamón, carne y embutidos. Unos estantes con muchos, como trescientos frascos de frutas en conserva y costales con papas, harina, fríjol.
Enfrente queda un baño, siguen dos recamaras y luego una lavandería donde también hacen el jabón, y en otra mesa hay molinos para carne con aditamento para entripar chorizo, paté y longaniza y también para las frutas.
Los pisos están recubiertos de linóleo y las paredes de piso a techo con hojas de triplay de cedro que detrás tienen nieve seca como aislante tanto del frió que llega a -5º en invierno y 40º en verano.

En la sala está la maquina de coser y una cama. Todo dentro de la casa se ve muy limpio y ordenado. En otra mesa de la cocina están Ana leyendo en alemán un comentario de la Biblia y vigilando una olla que hierve con fresas en la estufa de gas y Susana está bordando con primor una pañoleta negra que completará la docena que venderá este mes a $50 cada una y yo le compré una para llevársela a mi esposa.

Al salir de la casa, ya bien desayunados, nos enseña Pedro orgulloso su maquinaria. Olvidaba decir a usted que él mismo con ayuda de herramientas adecuadas y de su hermano David, construyó por entero su casa. Si, también instaló los pisos y recubrió las paredes y el cielo falso. Ya que los techos son de lámina galvanizada clavada sobre cabrillas de madera.

Por cierto este mismo Pedro ha construido más de 40 ordeñas y también la mega quesería del campo numero 70.

Para no cansar al lector y menos a usted amable lectora, de la maquinaria agrícola solo diré que la más grandota es la corta-trilla Jhon Deere que costó 20,000 dólares, se compro seminueva y se pagó en 2 años. Con crédito a la palabra, que no del banco, como ellos acostumbran.

SERÁ MÁS CORTA LA VISITA a la granja de Peter (33 años) y de Elisa (32 años).

Como usted puede imaginar, será muy parecida a la granja que acabamos de recorrer. Por tanto presentaré solo aquellos aspectos en los que son diferentes.
Al llegar vemos a Susy de 8 años, Margarita de 7 y Enrique de 6 que pasean en bicicleta y en un tractorcito miniatura, a su hermanito Víctor que nació hace 11 días y duerme en su moisés, lo está cuidando su mamá sentada en la cama que está en la sala.

Peter termina de darle medicina al becerrito de tres semanas enfermo de diarrea.
Luego seguirá moliendo pastura para las 12 vacas que ordeña el con las manos y Elisa con la maquina eléctrica y neumática que le regalo su papá. Sus zapatos están viejos y en parte rotos, pero la sonrisa de su cara es muy bonita, me refiero a Elisa y con razón Susy es una niña tan linda que parece de revista.
En la tarde Peter trabajará reparando el motor de un carro que le trajeron para arreglar, para lo que tiene taller, habilidad y tiempo ya que solo siembra 80 hectáreas.

Enrique, el niño de 7 años, va sonando la cubeta con un palo corto como de escoba y con el sonido que escuchan, por reflejo, se acercan al comedero los becerros que no traspasan la línea que marca un solo alambre tendido a 50 cm. del suelo porque da toques eléctricos.

Luego pasea a sus hermanas en una trimoto que el mismo arranca y maneja.

Muy parecidas a estas dos existen posiblemente diez mil granjas en los 140 campos ya que en cada uno habitan de diez a veinte familias.

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